
En principio, estoy a favor de que el Congreso haya impuesto una sanción a Martha Chávez por el papelón hecho el día de la juramentación del Presidente de la República. No se sanciona el derecho al piteo - elemental y natural en toda democracia - sino la forma en cómo se ejerció, desluciendo la ceremonia.
Incluso en términos políticos, la reacción de Chávez fue mala para el fujimorismo. Hubieran quedado mejor si luego de la ceremonia hacían todas las protestas y reclamos que querían, en lugar de convertir al Congreso en el barrio de barras bravas que se convirtió. Por el contrario, se agudizó la imagen de esta agrupación como excesivamente dependiente de los gestos autoritarios a los que la señora Chávez nos tuvo acostumbrados durante el decenio en que Fujimori gobernó el Perú.
Dicho esto, sí creo que hay un problema con que la sesión para la sanción de Chávez haya sido reservada. He revisado elReglamento del Congreso y no se contempla un caso como éste. De allí que voces como las de Ricardo Uceda, director del IPYS, ha señalado que pedirán copia de la sesión. Veamos sus declaraciones:
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