¿Qué pasa cuando un candidato no procesa bien su derrota? A partir de lo ocurrido este fin de semana, podríamos decir, vean el ejemplo de Alejandro Toledo.
Cuando faltaba un mes para la elección, ya se comenzaban a notar varios de los defectos que ocasionaron la debacle electoral del ex presidente: falta de una idea fuerza de la campaña, agotamiento de la pelea con Alan García, excesiva confianza en los defectos de sus rivales, el inicio de su carnaval de errores a los que nos acostumbró en su gobierno.
Y a ello deberíamos sumar dos cosas: la inexistencia de un núcleo de gente que le sepa decir no (de la experiencia de sus campañas y su gobierno demuestra que Toledo funciona mejor con entornos poco obsecuentes) y la falta de una idea de futuro. Eso de apelar a "lo hizo bien, lo hará mejor", tenía como único eje al pasado, en el que ciertamente no le fue mal en términos de gestión, pero también nos transmitía el recuerdo de los gestos, patinadas y frivolidades que lo condenaron a la baja aprobación presidencial.
Si Toledo hubiera procesado mejor este tema, no lo tendríamos saliendo casi todas las semanas a seguir culpando a Alan de su derrota (vamos, Alejandro, todo el mundo sabe que Alan te iba a ser la vida cuadritos porque fuiste el único que le has ganado una elección) o diciendo que Humala no habría ganado de no ser por él (cuestión en la que se terminó subiendo cuando todo su entorno le rogaba desde hacía semanas).
Y tampoco tendríamos el ya famoso mail de la señora Karp - difundido por Hildebrandt en sus Trece - en el que le echa toda la culpa de la derrota a Carlos Bruce por mantenerla guardada buena parte de la campaña. Cuando era muy obvio que Karp era un personaje controvertido hasta para quienes votaron por la chakana.
Vayamos ahora a la expulsión de Bruce de Perú Posible, el hecho que motiva este post. No hay duda que Carlos Bruce se excedió en muchas de las declaraciones brindadas en estos meses, a raíz de decisiones que no le gustaron en Perú Posible. Sin embargo, la expulsión del partido es, a mi modo de ver, tanto por las formas empleadas como por el fondo, una decisión absolutamente arbitraria y que merecía otro tipo de desenlace.
Hay que decir que, en efecto, si en un partido ya se toma una decisión, el resto del colegiado tendría que acatarla. Sin embargo, no se tuvo ninguna consideración por Bruce, quien no era cualquier militante, sino un dirigente que fue especialmente eficaz en su actuación pública, tanto en el Legislativo como en su labor ministerial, así como en los encargos partidarios que le encomendó Toledo.
En esta tragicomedia de equivocaciones todos salen perdiendo: Bruce pierde espacio político (incluso si se va a Alianza por el Gran Cambio), Toledo pierde a un amigo y a un buen colaborador, Perú Posible pierde aún más imagen y la política peruana vuelve a comprobar la fragilidad de sus partidos. De allí que me sorprenda que gente que votó por PPK se ria de estos temas, cuando el proyecto político del ex ministro es tan o más precario que el de Toledo. En suma, una mala noticia para el país
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